Tengo otro yo,
amanuense de todas mis tristezas y
dolores,
que no sabe que hay otro en mí
que vivió muchas vidas,
muchos sueños,
que amó a las mujeres
y oyó y escuchó
a los sabios y a los tontos por
igual,
que olió la tierra caliente,
aspiró el aire de los páramos,
nadó ríos, lagos y mares,
ascendió montes y descendió a los
infiernos,
y se puso como meta
no tratar de llegar al
cielo,
sino dejar que junto a ti
la vida nos lloviera
encima.